martes, 29 de enero de 2013

Un Tren, el Mar.


La ventanilla de un tren le regala las dimensiones infinitas de sus mundos. No es tan solo aquéllo que vé, sino mas allá aún; todo aquéllo que tambien imagina. / Las vías y el andar le trasladan cual borra de café. Viaja a través de un ventanal hacia al centro de sus infancias o a corazón directo entre cercanías y malabares. Se deleita en la estación de los posibles futuros que llevan a otros y de pronto se encuentra hamacando sus pies en el banco de una plaza. /Colores. Sólidos y no tanto. Fusionados o fusionables. Se disuelven cómo si se tratara de un fresco recién pintado que sobrevive en la llovizna inesperada o se transforman en tango y té con nieve de verano./ El invierno puede ser extraño a veces, poéticamente extraño./ Verdes siempre los habrá; aunque fueran opacos y arenas./ Sol tibio de media sombra y siempre alli el azul. Representación de lo intangible, de lo real, de lo imposible tan a menudo posible.


J.