lunes, 30 de abril de 2012

La punta de tu nariz


Si te encuentras perdido, observa la punta de tu nariz.
Le dije.

Hallarás en aquél sur tu propio equilibrio.
En los mares de tu barbilla flotan pequeñas islas.
Quizás no alcances a ellas con la mirada. 
Pero debes saber que existen.
Luego, decides si deseas renunciarlas o reivindicarlas.

Hallarás en aquél sur tu propio equilibrio.
Intenta saborear las montañas curvas de tus labios.
Rescatar en la sensación el frío de sus cordilleras.
Humedecerte hacia oriente entre ríos y celestes.

Hallarás en aquél sur tu propio equilibrio.
Abraza tus latitudes. Las mejillas son colores. Son alma.
Pinceles mestizos, blancos, pretos y mulatos. Una bendición.
Pasados presentes. Luchas y dolor. Pinturas de emancipación.

Hallarás en aquél sur tu propio equilibrio.
Respira profundamente pero cuida tus pulmones de humo y papel.
Conflictos aún no resueltos de entre fronteras. Así es. Mate o tereré.
Inhala amazonas y caldos de miel. 
Hojas de coca, aromas de café.

Hallarás en aquél sur tu propio equilibrio.
Casas monedas, minas, calicantos y canteras en la piel.
Infinitas son las riquezas que yacen la corteza de tu ser.
Venas abiertas, historias que tejer. No hay descanso, hay hacer.

Hallarás en aquél sur tu propio equilibrio.
Olerás añejos saqueos. Otros nuevos tal vez.
Frescura tierra donde las fragancias no mueren. Se recuperan.
Perfume de resistencia, esencia de milenarias creencias.


Hallarás en aquél sur tu propio equilibrio.
Mojarás tu hocico en aguas de río dulce.
Esconderás tus penas en la sal.
El apetito será una fiesta. Mandioca, arroz; trigo y cañaveral.

Hallarás en aquél sur tu propio equilibrio.
Estornuda ante cenizas. Pañuelos de madres. Eternas rebeldías.
Desaparecidos, exiliados, esclavos. Dictaduras y amnistías.
Ellas nos recuerdan lo que la memoria no olvida. América latina.

Hallarás en aquél sur tu propio equilibrio.
Percusiones libres tus pies danzarán. Carnavales tu rostro todo bailará.
Murgas montevideanas disfrazarán en canto la verdad de una pasión.
Mientras tanto, el bandoneón canta sus quenas en algún callejón.
.
Hallarás en aquél sur tu propio equilibrio.
Podrás percibir la belleza de quien observa al mundo. Del poeta.
Comprender la inspiración de tus maravillosas mujeres.
De Cecilia Meireles o de María Elena Walsh.
De Violeta Parra ó de las tantas otras que han guardado su voz.

Hallarás en aquél sur tu propio equilibrio.

No temas.
Acaso si tropezaras son infinitas las brújulas a inventar.
Es buscar dentro de ti lo que te ha traído hasta aquí.

Si te encuentras perdido, observa la punta de tu nariz.
No es una receta, es tan sólo tu raíz.

Le dije.
Ó pensé en decirlo alguna vez.
Lo dije.


J.

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