La luna se desploma
desnuda
en las murallas
sobre el altar
desmadeja su luz
en la superficie de la piedra
que duerme el sueño
del antiguo templo
mientras el intiwatana
permanece
mudo
su corazón de sol
por las escalinatas
definiendo los peldaños
un aire de vidrio azul
rompe la noche
tiembla el pétalo en la flor
por el camino alto
un cóndor ebrio
de majestad
sobrevuela la ciudad sola
descansa el ala
en el sitial de antaño
el amauta vuelve
con su gemir de siglos
corre el Urubamba y regresa en el rocío
la piedra sigue allí
en su sitio
fluyen tibias
las aguas
para acallar los temblores de tu piel
hermosa ñusta
el sol acaricia tu torso
cobriza
morena de ojos rasgados
cuando se muestra el primer lucero
y te desnudas
mujer
como se desnuda el agua
la Luna asombrada
se quiebra en tu cintura
cae
rota en pedazos
sobre la mansa superficie
¿a dónde
se descuaja Mamakilla
para derramarse en círculos
de luz?
no carcomió la roca andando siglos
en segmentos de claridad
transparente
dulce
blanda
Tampu Machay
día y noche
fluye la arteria por la tierra
juegan sombras y kluces
en el zigzag de la muralla
definen la hipotenusa a los catetos
Sacsayhuaman
fortaleza del Imperio
bloques ciclópedos
altura y espesor
cierro los ojos
sueño un sueño
púrpura de mascapaicha regia
y soldados de arcilla
abierto de pecho en una llama
blanca
su corazón la en la mano
del hierofante
los augures son favorables
todavía
en Kenco
se quiebran los rayos del sol
en las escalinatas
y las diecinueve hornacinas
con paso sigiloso
hacia el lugar
recóndito
camino el laberinto umbrío
llego al altar tallado
en viva roca
una serpiente inscripta en el ara
chorrea la herida sacrificial
hacia la izquierda
a pique
penetra el sol
en la cripta
soy una piedra más
sobrecogida
los dulzores apaciguan
los trajines
en la feria de la abundancia
el campo ostentoso de chacras
en Pisac
maíz morado maíz blanco maíz tapia
oh redondez
sol frutecido
en las polleras de las mujeres
que llevan collares
de estrellas
y paltas maduras en el corpiño
destilan la persistente llovizna del olvido
un verde de cigarras
triza la inmensidad
sobre los árboles
son segmentos de luz los vértices
de la piedra
en trapezoides hornacinas
donde asoman los duendes
esperando
que despunte el sol
Koillur
refugio del guerrero
inclemente
desnudas una túnica blanca
en el metal cóncavo
la Vía Láctea se viste
con tus despojos
en recorrido astral
tú
lucero de la mañana
conoces la última quietud de la noche
la vuelta del soldado
el gemido crepuscular
y te ocultas
en Ollantaytambo
viejos muros laterales
callecita angosta
incógnitas escondidas
detrás de las piedras
¿por qué tantos ángulos
Hatun Rumiyoc?
arquetipo imperial
sabio de la escuadra y de los vértices
señor de la Geometría
en el Koricancha
catorce grados hacia el interior
defienden la piedra pulida
me descalzo en tu recinto
de oblicuas cavidades
allí deposito mi cabeza
y sumerjo las manos
en ceniza.
Martha Grondona - 1994
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