Arde el suelo bajo sus pies.
Oídos calcinados de ciudad
Los fantasmas que amarran
Descansan en las higueras del olvido.
El agua quema la piel
El aire aún sabe a miel de primavera.
Arde el suelo bajo sus pies.
Caños de escape, humo y ruidos de toser
Árboles y flores resisten dando fe
Hay duraznos a la hora del té.
Atorado está el peaje de carreteras
Incierto destino un sin fronteras.
Toneladas de ladrillos y cemento malgastados
Arde el suelo bajo sus pies.
Arde el suelo bajo sus pies.
Cruje un león o dos o tres en el cuartel
Pero aún así, arde el suelo bajo sus pies.
Cuerdas en ritmos de tambores
Pulsos al compás del corazón
Dejar el alma en el cálido andar,
Y que arda la Tierra,
que la vida es nada o es un Carnaval
J.
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