No es posible vivir
en ausencia de las flores.
Bajo el agua la
sensación de frescura invade los adentros y las superficies.
Allí en lo profundo.
Entre inviernos sin
veranos aunque si con primaveras.
La vida también
existe.
Cerezos rojos al sur
y lagunas.
Esconden secretos de
la Luna.
Al norte sobre los
cerros
lapachos y recuerdos.
Y en los ojos.
En los ojos
jacarandá.
El Sol quema la piel
y la piel se encuentra en pena.
Los poros la bendicen
y a su luz. Cantan la osadía.
Vientos chaparrones y
mestizos barren soplidos caricias
Besan la partida.
La Tierra no olvida.
Por eso a Ella las
promesas.
Casi río o tal vez
mar.
Existen libertades
violetas.
Ser. Seguir siendo.
J.
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