lunes, 18 de abril de 2016

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Hoy, la región que supo y sabe dar al mundo entero una mirada en los ojos de dignidad y valores al alma, de igualdad y emancipación colectiva como forma de vivir; con la memoria y la historia verdadera de los pueblos a cuestas y como banderas en alto. Me compunje.
Luego de un largo camino recorrido  en común, y conquistas logradas durante los últimos años, se encuentra en un momento de hostigamiento tal, capaz de abrumar hasta todos los pasajeros sentidos de una transeúnte cualquiera, que cuál despierto granito de arena, con grandes auriculares y un viejo walckman encima, anda por la calle, en camarada o desde una terraza, tratando de comprender sin desperar su inmensidad en la dimensión del mar, de la tierra y del aire. Sin fronteras.
Su dimensión en el borde de los acontecimientos, en la distribución de las riquezas y el poder, en las palabras; en el centro de las decisiones, en la expansión de las ideas y las ondas, en el motor de la economía, en el movimiento de las cosas; en la lucha paleontológica contra la tiranía existencial, contra la esclavitud moderna; en las cáscaras del corazón humano: podrido definitivamente de un lado, bendecido a la vieja usanza por el amor y la fraternidad en el otro.
Hay mañanas en que los mates amargos saben aún más amargos. 
El caso de una mañana ya ni común ni silvestre, sino bien preparada y condimentada con recetas ya conocidas; que tropieza o mejor dicho es empujada de manera brutal, ante los más perversos Golpes a la Democracia, Disfrazados de democracia misma.
Al aparato se le acaban las pilas y las pilas no se recargan.
Hay mañanas en que debemos salir afuera ,
cuando sangra un Hermano por ejemplo,
cuando hay que defender la Patria Grande,
cuando como hoy que es Gris y Sombrio,
somos Verde y Amarillo, 
y también Mujer.
Sur; de pie.





J.





   





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